En el asilo de ancianos de Santa Anita, se apareció un fantasma con sotana. Bien podría pensarse que fuera el alma de algún sacerdote, a las señas que dio la Maestra Carmela Rodríguez, quien tuvo esa experiencia extra sensorial.
No una, sino varias veces, la maestra fue invitada por el fantasma para que las doce de la noche lo acompañara a introducirse al túnel que hay entre el asilo y la parroquia de Santa Anita. Muy sutilmente la visión le decía a la señorita Rodríguez que fueran los dos a rescatar artículos religiosos de gran valor ocultos dentro del Túnel.
Confundida ante los hechos, Carmela puso en antecedentes al Padre Fray, Francisco Sánchez OFM. El Fraile le dijo “dile al ánima en pena que yo te acompañare al túnel”. Así se lo dijo al aparecido el día que le tocó nueva visita, pero este dijo que no. Quería que Carmela entrara al túnel a las doce de la noche sola con él. Que si quería ser acompañada al túnel, llevara una ostia consagrada, era la única compañía que admitía el ánima en pena.
Ante las extrañas peticiones del fantasma con sotana, Carmela imploró de la virgen la ayuda y con denuedo afronto la situación: ante el regreso del muerto le dijo que de ninguna manera entraría al túnel. Y no entró
Tal vez la huesuda, revestida de sotana, pretendía conducir a Carmelita por el túnel de la muerte.
Desconsolado el muerto por la determinación tomada por ella, no volvió. A lo mejor era el compadre José del Ánima de Sayula (Nota del editor)